Diciembre siempre fue un mes peligroso : siendo el último del año nos compele a hacer lo q no hicimos antes, mientras nos empieza a aparecer el cosquilleo que anuncia el fin de las clases, las fiestas de fin de año, vacaciones en la mira… Eso ya generaba un monto de estrés que todos conocemos. Pero este diciembre, santo cielo, viene más peligroso que nunca. Porque a todo eso le tenemos que sumar el peso de la responsabilidad de cuidarnos entre todos. Nuestro gran desafío es lograr hacerlo sin hipotecar la alegría que debería acompañar a estos acontecimientos que se nos vienen.
No es imposible hacerlo y es una crucial oportunidad para enseñar cosas buenas a los chiquilines, sin discursos, sino con ejemplos. Van a encontrar mil oportunidades para renunciar a viejas prácticas que pueden transformarse en experiencias creativas, nuevas y seguras. Piensen con libertad y anímense a cambiar. ¿Un picnic de fin de año en un parque o playa muy aireada? ¿Una comida especial con baile o cualquier muestra de talentos solos con la familia más cercana, la de todos los días? ¿Grabar videos divertidos para la familia o amigos que no veremos cara a cara?
No desaprovechen esta oportunidad de enseñarle a los chiquilines que uno puede ser responsable sin ser un aburrido. Regálenles el ejemplo de enfrentar las dificultades con coraje , creatividad y empatía. Les va a ser útil para siempre.
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